Medidas de control del medio ambiente doméstico para reducir los ácaros
Cuando hablamos de la alergia «al polvo de casa», nos referimos a la alergia a los ácaros. El polvo de casa es la principal fuente de alérgenos en el interior de las viviendas.
Los ácaros son animales muy pequeños, microscópicos, de la familia de los arácnidos, y se alimentan de las sustancias que hay en el polvo de las casas (sobre todo de los productos de descamación de la piel de las personas, y también de animales, restos de insectos, hongos, etc.).
Los ácaros prefieren los lugares oscuros y con humedad. Por esto, abundan en las zonas de costa y disminuyen con la altitud (hay menos en zonas de la meseta y casi ninguno en zonas de montaña).
Los ácaros desprenden unas partículas microscópicas que flotan en el aire, mezcladas con el polvo. Estas partículas causan los síntomas de alergia al contacto con los ojos, con la piel y, al ser respiradas, contactan con las vías respiratorias (nariz y pulmones).
Se deben eliminar al máximo, sobre todo en la habitación, los objetos que acumulan polvo y que resultan difíciles de limpiar (moquetas, cortinas, alfombras, cojines, peluches, etc.).
Para el colchón y la almohada, se pueden utilizar «fundas antialérgicas» impermeables a las partículas de los ácaros, que permiten la transpiración (no son necesarias si tienen colchón y almohada de látex o viscoelásticos).
Al limpiar, no se debe levantar polvo, barriendo o sacudiendo con un trapo o plumero. Conviene utilizar una mopa «atrapapolvo» y una aspiradora con filtro HEPA que retiene las partículas de los ácaros.
Las mantas, sábanas y edredones deben ser de material sintético o algodón, evitando la lana y las plumas. Deberán lavarse con frecuencia (sábanas: dos veces por semana; mantas: cada dos semanas). Lava la ropa de cama a una temperatura de 60 grados.
El aire acondicionado y la calefacción resecan el ambiente y, por lo tanto, son beneficiosos para disminuir la cantidad de ácaros. No utilices aparatos «vaporizadores» o «humidificadores».